2do año de Secundaria
I
Un
mar de sangre salía de mi pierna, cada segundo me hacía débil, no
podía mantenerme despierto, no podía mantenerme en la realidad,
estaba mareado, vi pasar toda mi vida en un segundo y caí.
Caí,
caí rendido por el cansancio, caí por el dolor, caí por la culpa y
caí por la bala de gran calibre en mi pierna derecha. Caí y
desmaye.
En
la profunda oscuridad de los recuerdos vi una intensa luz y desperté,
estaba en movimiento mirando un techo blanco con algunos letreros, no
traía uniforme mi uniforme solo una bata blanca de hospital, el
cansancio atenazó en mi contra y desmaye.
Cuando
desperté estaba en la habitación blanca de un hospital, traía una
mascarilla y la pierna derecha vendada, también tenía muchas
intravenosas. No sabía dónde ni cuándo estaba, solo sabía que
estaba solo en un cuarto de hospital.
Al
lado de mi cama se encontraba unas hojas, las cogí torpemente con mi
brazo izquierdo, pues no sentía el derecho y en las hojas vi las
letras A.T.A.X. y recordé.
Recordé
a mi escuadrón, a mis compañeros de escuadrón escuchando a nuestro
comandante, mientras sobrevolábamos en un AH-1Z Viper un terreno
hostil, cuando un proyectil nos impactó. Recordé estar cayendo
mientras el helicóptero ardía en llamas.
Recordé
estar intentando abrir el paracaídas que se había trabado, recordé
estar cayendo en hacia un futuro incierto, hacia una muerte incierta.
El
frio, mucho frio, la oscuridad, el agua.
Recordé
cuando me sacaron del agua casi inconsciente, temblando por el frio
de aquella noche de invierno.
Cuando
me recupere, no del todo, me alcanzaron un fusil de asalto – manos
a la obra.
Mi
equipo se dividió en dos grupos de asalto.
Mi
misión era destruir áreas vulnerables para que otro escuadrón de
infantería entre a neutralizar la amenaza.
No
paso mucho tiempo antes que nos sorprendieran, pero lo extraño fue:
- Dos de nuestros equipos se volvieron contra nosotros, sus armas funcionaban perfectamente.
- Nuestras malditas armas NO funcionaban estaban por no decir saboteadas, estaban “malogradas”
Recuerdo
esta imagen todos los días – mi Comandante y yo huyendo, una bala
golpeo mi pierna, el dolor de mi pierna, el sonido de mi corazón
martillando mi pecho, mis pulmones a duras penas absorbiendo con
dificultad el poco oxigeno que podía.
Un
mar de sangre salía de mi pierna, cada segundo me hacía ms débil,
no podía mantenerme más tiempo despierto, no podía mantenerme en
la realidad, estaba mareado, vi pasar todo mi vida en un segundo y
caí. ¡Desperté! Y solo era un recuerdo.
II
Como
iba diciendo antes del trance por las letras A.T.A.X. en esas hojas
había una carta que decía:
A.T.A.X.
Jhon
Nicols
Lo
salvamos cabo Nicols y lamentamos su última misión,
Pero
eso está en el pasado,
Ahora
lo importante es el futuro.
Lo
necesitamos en el campo de batalla,
Una
gran arma mortal será utilizada
Contra
Menghatara, muy pronto y lo necesitamos.
Pdta.
No se preocupe por lo de su brazo todo esta arreglado.
¿Brazo?
– pensé.
De
repente me di cuenta ¿Por qué no siento mi brazo derecho?
Pues
no lo tenía.
Mi
brazo estaba amputado desde la mano hasta el codo, tarde mucho en
poder asimilar la noticia.
Ya
no sería lo mismo, ¿cómo recuperarme si ya no tenía mi brazo?
Las
frases de la carta me incomodaban, mucho más que eso, me
atormentaban. Cada noche mientras iba recuperándome me preguntaba -
¿Cómo rayos voy a estar en el campo de batalla con un solo brazo? –
me lo pregunte mil y un veces mientras estaba en la cama del
hospital, con cada pregunta iba llegando una respuesta que una a una
fueron descartadas.
Única
pregunta:
¿Cómo
rayos voy a estar en el campo de batalla con un solo brazo?
Posibles
respuestas:
Quizás
como médico (no)
Quizás
me necesiten para planificar asaltos (posible)
Quizás
como piloto (ridículo)
Pero
¿Por qué me quería A.T.A.X.?
Y
si yo no quería volver.
Aclarando:
A.T.A.X.
no es parte de ningún gobierno ni nada parecido, es una compañía
independiente encargada de la producción masiva de armas y
artefactos bélicos. Una vez al año esta compañía recluta soldados
de distintas partes y los entrena para convertirlos en verdaderos
soldados de elite, como yo.
III
El
último día que estuve en el hospital fue el peor, a mitad de la
noche fui sedado y llevado a otra habitación más pequeña, me
amarraron en una silla con muchas correas mientras traían una gran
caja que decía A.T.A.X.
Me
alarme con esas letras y pregunté - ¿Qué demonios es eso? –
Lo
último en tecnología A.T.A.X. – dijo uno
¡Yo
no quiero ver nada con A.T.A.X.! ¡Libérenme!
Esa
no es tu decisión – dijo el otro
¿Entonces
de quién es? – respondí
Pronto
lo sabrás… - los dos respondieron al mismo de una manera
escalofriante.
Luego
de la caja uno saco una especie de cristal muy fino de un tono verde,
mientras el otro me agarraba la cabeza y con sus fríos dedos m abría
el ojo izquierdo lo más que podía, yo me retorcía para intentar
liberarme, pero al parecer mi captor era más fuerte o yo estaba muy
cansado y débil por la anestesia.
Mientras
yo luchaba en vano por liberarme el otro logro poner ese dispositivo
verde en mi ojo izquierdo, era una especie de lente de contacto, pero
al instante no pude ver nada. – Tranquilo, después lo prenderemos
– dijo uno al notar mi aspecto preocupado.
Después
no recuerdo nada por la anestesia, solo sentí mucho dolor y pude
abrir mi único ojo funcional para ver como ponían un brazo robótico
en donde iba mi brazo que fue amputado y cuando ese brazo ancló
sentí como miles de pequeños ganchos traspasaron mi piel y soltaban
una dolorosa carga eléctrica.
Después
sacaron un pequeño dispositivo en forma de pastilla que fue
insertada en mi nuca, no sentía nada hasta que uno de mis captores
agarro una laptop o algo parecido y encendió la pastilla de mi nuca.
Sentí
flotar, era como si no pasara nada y recordé cuando estaba en el
entrenamiento militar, eran tiempos más o menos buenos, después
sentí que era muy pesado y que todos mis huesos se comprimían y
recordé mi última misión, era el mismo fatídico día, en ese
recuerdo o sueño era omnipresente y vi a mi mayor (el Coronel Smith)
haciendo un trato con un hombre extraño , después lo vi sobornando
a dos soldados de mi escuadrón, vi a esos dos malditos sabotear
nuestras armas, después ellos disparaban contra nosotros.
Tenía
jaqueca, estaba mareado, confundido por lo que vi pero al instante lo
comprendí, el traidor era el Coronel Smith.
IV